FUNDACIÓN DE LA HACIENDA DE CUERÁMARO
Panorámica de la antigua Hacienda de Cuerámaro durante el primer tercio del siglo XX.
MEMORIA EN MOVIMIENTO
En 1541, el capitán español don Juan de Villaseñor Orozco
participó en la Guerra del Mixtón, al lado del virrey don Antonio de Mendoza. Es
probable que a su regreso comenzara a colonizar el territorio de chichimecas al
norte del río Grande, donde fundó sus haciendas de Tupátaro y de Cuerámaro, al
menos dos años antes de que le fueran otorgadas las mercedes del 8 de enero de
1543, y tres, antes de que recibiera la de Túpátaro.
La merced de Tupátaro, que le fue otorgada por Francisco Vázquez de Coronado, el 20 de junio de 1544, dice lo siguiente:
Yo francisco Basquez de Coronado […] =Por la presente en nombre de su magd. señalo e doy a vos Juan de Villaseñor una estancia para ganado mayor en las chichimecas por el camino que va á coramaro en una sieneguilla que se hace de una fuente que nace junto á un cerrito con una caballería de tierra= mas os doy en el dicho nombre otra estancia para el dicho ganado frontero de coramaro al norte pasado el Río en un rincón que hace un cerro que se parece de coramaro e con ella otra caballería de tierra para vos e para vuestros herederos y subcesores [...] fecho en guadalaxara en veinte de Junio de mill y quinientos y quarenta y quatro años = francisco Basquez de Coronado=
De esa manera, tanto en el caso de la hacienda de Cuerámaro
como en el de Tupátaro, así como en el de los otros pueblos en los que pidió autorización
para fundar estancias, la merced no fue otra cosa que la regularización de la
situación de la propiedad de tierras que de hecho habían sido ocupadas con
anterioridad, y el reconocimiento legal de las haciendas fundadas en ellas,
como era costumbre en aquella época.
Así comenzaron los avatares de la hacienda agrícola y
ganadera que al paso de los siglos daría origen y nombre a la ciudad de
Cuerámaro y a su municipio…
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ
Durante la primera mitad del siglo XVI, para designar el
tipo de merced que se concedía, se utilizaban principalmente los términos de estancia,
labores, caballerías y sitios para ganado mayor o menor.
De manera general, la estancia se refería a cierta
extensión de terrenos para producción agrícola o ganadera, en la que se
asentaban casas que habitaban los propietarios y sus trabajadores; pero también
definía a ciertos núcleos de población como ranchos o poblezuelos con escasos
habitantes.
El término hacienda adquirió un significado más
amplio y preciso para determinar una propiedad rural con una gran extensión de
tierra contigua, con un grupo de construcciones que generalmente incluían la
residencia del propietario, del administrador y de los peones, así como una
capilla, graneros, establos y corrales.
De esa manera, dentro de la hacienda, el término estancia
se refería específicamente a la casa principal y al casco de la hacienda.
En este artículo, al decir hacienda nos referimos de
manera general a las construcciones y a la infraestructura, molinos, trojes,
aperos, ganado, etcétera, considerando implícitamente el dominio sobre los
recursos naturales y terrenos que la integraban, así como la fuerza de trabajo.
LA CASA GRANDE DE LA ANTIGUA HACIENDA DE CUERÁMARO
Arcada y capilla de la antigua Hacienda de Cuerámaro (1965) |
La casa grande de la hacienda de Cuerámaro fue construida donde ahora se encuentra el templo de Cristo Rey (actualmente llamado de San Francisco de Asís).
Tenía al frente un portal con ocho arcos de medio punto, de cantera,
viendo al oriente, apoyados en columnas toscanas también de cantera.
Portal de la antigua Hacienda de Cuerámaro (1926) |
El portal estaba cubierto con techo de viguería y terrado; aunque
ahora sólo queda la arcada del portal, ya sin techo, a la que inclusive le modificaron
sus proporciones como resultado de diversas intervenciones, la última fue
cuando se revistió de cantera el nuevo templo.
A través de los arcos de medio punto se podía ver la puerta
de la casa, y cuatro esbeltas ventanas al lado norte de la puerta, y
dos al sur, con marcos de cantera.
La puerta principal daba acceso a un corto pasillo que terminaba
en un arquito sostenido con columnas pareadas de cantera.
El pasillo desembocaba en el patio interior, rodeado con amplios portales techados con viguería y terrado, a donde se abrían las puertas y ventanas de los principales aposentos.
El pasillo desembocaba en el patio interior, rodeado con amplios portales techados con viguería y terrado, a donde se abrían las puertas y ventanas de los principales aposentos.
Interior de la antigua Hacienda de Cuerámaro a principios del siglo XX. |
Arcada del portal de la Hacienda de Cuerámaro. |
La capilla de San Francisco de Asís (conocida como el
“templo chiquito” desde mediados del siglo pasado) remataba y cerraba el portal
por el lado norte, mientras que al lado contrario, al sur, quedaba un arco que
miraba a las trojes.
Al lado oriente de la capilla, estuvo el camposanto, al que
se accedía desde la capilla por la puerta lateral de la nave. Algunas personas han
dicho equivocadamente que el cementerio abarcaba buena parte de la plaza y que
llegaba hasta el jardín actual. Lo cierto es que el panteón de la hacienda estaba
confinado en lo que actualmente es un atrio o patio lateral de la capilla, atrás
de las oficinas parroquiales. Las osamentas que se encontraron fuera de esa
área, en donde actualmente está el jardín y casas de comercio, correspondían a entierros
que se hicieron en distintos lugares, sobre todo como resultado de batallas entre
insurgentes y realistas, pero en realidad no se puede decir que el camposanto llegara
hasta esos sitios.
Arcada de la antigua Hacienda de Cuerámaro a principios del siglo XX. |
Al lado sur de la casa grande, cerrando la plaza de la
hacienda, existían tres grandes trojes de sólida construcción, con muros y
contrafuertes de más de un metro de espesor.
A finales del siglo XIX, las construcciones de las trojes comenzaron a reutilizarse como vivienda y comercios. En una de ellas, donde hacía esquina la calle Juárez y el Jardín de los Héroes (que hoy ocupa el anexo frontal del Mercado Hidalgo), en la que fuera la casa y la tienda de don José Vicente Canchola y actualmente es una casa de cambio, todavía se puede observar lo que queda de una de esas trojes, y justo en la esquina, la base de uno de sus contrafuertes.
A finales del siglo XIX, las construcciones de las trojes comenzaron a reutilizarse como vivienda y comercios. En una de ellas, donde hacía esquina la calle Juárez y el Jardín de los Héroes (que hoy ocupa el anexo frontal del Mercado Hidalgo), en la que fuera la casa y la tienda de don José Vicente Canchola y actualmente es una casa de cambio, todavía se puede observar lo que queda de una de esas trojes, y justo en la esquina, la base de uno de sus contrafuertes.
Construcción que fue una troje de la antigua Hacienda de Cuerámaro (1926) |
(CONTINUARÁ)
[Todos los artículos que se publican en este Blog Horario: consagrado a las horas, son de la autoría de Horacio Olmedo Canchola, y se publican como resultado de una investigación histórica independiente. Quedan reservados todos los derechos de autor y protegidos por las leyes nacionales e internacionales sobre el Derecho de Autor.]
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