SEMBLANZA CURRICULAR

Mi foto
Nació en Cuerámaro, Guanajuato. Es DOCTOR EN ARQUITECTURA (2009), Maestro en Arquitectura (2000) y Arquitecto (1976), por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; profesor de asignatura en Posgrado en Arquitectura (FA UNAM), coordinador y ponente de diplomados en la DECAD FA UNAM, profesor titular en la Universidad Marista campus Ciudad de México, profesor invitado de posgrado por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), conferencista, aficionado a la pintura, la música, la historia y la literatura; viajero empedernido, autor de la monografía histórica "Cuerámaro... desde los muros de una hacienda" publicada en la edición especial de la Colección Bicentenario (2010), Gobierno del Estado de Guanajuato. Socio activo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y fundador y presidente de la SMGE Correspondiente en el Bajío de Guanajuato. Actualmente es Director de Integración de Planeación, Proyectos y Presupuesto, de la Dirección General de Obras y Conservación de la UNAM.

jueves, 11 de julio de 2019

DEVENIR DE LA HACIENDA DE CUERÁMARO

LA HACIENDA DE CUERÁMARO (1833-1834)

Autor: Horacio Olmedo Canchola
_________________________________________________________________________

Introducción

En el marco del SESQUICENTENERIO DEL MUNICIPIO DE CUERÁMARO y de su PUEBLO CABECERA, con esta entrada comenzamos una serie de publicaciones basadas en una investigación hemerográfica sobre la hacienda de Cuerámaro y su devenir en congregación, en pueblo y municipio, y finalmente en ciudad.

LA HACIENDA DE CUERÁMARO 1833-1834


A diez años de la Independencia y del breve imperio de Iturbide, el país se asomaba a una nueva etapa de su desarrollo bajo la luz de las ideas liberales que finalmente desembocarían en la Reforma.

Los liberales de la época compartían la creencia de que el país estaba muy atrás de su potencial progreso económico y social, debido principalmente a la influencia del clero, la milicia y los conservadores. Era clara la necesidad de una reforma radical, y el único medio para lograrlo ─consideraban los liberales─ era frenar el poder político y económico de esos sectores.

En ese contexto, la posibilidad de que el gobierno echara mano de los bienes eclesiásticos mediante su confiscación o nacionalización era cada vez más cierta. Aunque esto no era nuevo: el gobierno independiente había recibido como herencia del virreinato los bienes eclesiásticos nacionalizados, entre los que se contaban los de la Inquisición (abolida en 1813 y suprimida definitivamente en 1820), así como las propiedades del llamado Fondo Piadoso de Californias (fundado para mantener las misiones en aquel territorio) y los bienes de las órdenes regulares suprimidas (los jesuitas, los benedictinos, los hospitalarios de Belén, San Juan de Dios y San Hipólito).

La venta de todos esos bienes durante el gobierno de Vicente Guerrero, apenas en una cuarta parte de su valor, sirvió al gobierno independiente para hacerse de algunos fondos que le permitieran financiar mínimamente los gastos que generaban las frecuentes guerras, y para hacer frente a la deuda pública que se incrementaba cada vez más desde el imperio de Iturbide.
Don Valentín Gómez Farías

En ese devenir, el 30 de marzo de 1833 fue electo presidente de la República el general Antonio López de Santa Anna y Valentín Gómez Farías es nombrado vicepresidente. Santa Anna se declara enfermo y no toma posesión del cargo, por lo que Gómez Farías presta juramento y asume la presidencia de la República, cargo que ejerce del 1 de abril de 1833 al 24 de abril de 1834.

Durante ese periodo, la confiscación de los bienes eclesiásticos pareció un hecho con la aprobación de las leyes liberales decretadas por Valentín Gómez Farías, que tuvieron una vigencia muy corta.

Las principales reformas introducidas por Gómez Farías entre 1833 y 1834 fueron las supresión de las órdenes monásticas, supresión de la obligatoriedad del pago del diezmo, la institución del matrimonio civil, la abolición de los privilegios del clero y del ejército, la eliminación del monopolio educativo, el establecimiento de la educación obligatoria, la creación de universidades públicas y el desarrollo del conocimiento científico, así como la libertad de prensa y la desamortización de los bienes del clero.

Pero la reacción de la Iglesia y del ejército no se hizo esperar. Ambos sectores acordaron solicitar a Santa Anna que regresara a la presidencia y pusiera fin al programa de reformas liberales. Santa Anna retomó el mando en mayo de 1834. Valentín Gómez Farías fue destituido y de inmediato fueron derogadas todas las leyes dictadas por los liberales.

Durante ese periodo de gobierno de Gómez Farías, la hacienda de Cuerámaro resintió las consecuencias de las leyes liberales, como se lee en un comunicado que se publicó en el número 44 de “El Mosquito Mexicano”, periódico bisemanal de la Ciudad de México, el martes 12 de agosto de 1834, en el que se expresa el punto de vista de alguien que firma con el pseudónimo de “El amigo de la justicia”.




Su texto, modernizado, es el siguiente:

COMUNICADO
Sres. editores del Mosquito.─ Muy señores míos. Para que el público tenga más conocimiento del cómo andaban las cosas en tiempo de la anterior administración, suplico a uds. se sirvan insertar es su apreciable periódico con la brevedad que les sea posible, el siguiente párrafo, tomado de una carta que vino de Pénjamo a un amigo, y que para publicarlo he tenido mucho trabajo en que él lo permita: el párrafo dice así.
“Amigo mío: debe ud. saber que la hacienda de Cuerámaro, que pertenece a los padres Camilos, aunque se ha dicho que estaba tomada por cuenta de la federación, no ha sido sino D. Valentín Farías, quien tiene puesto en ella un administrador de su cuenta, y aunque con motivo de las actuales circunstancias, se manifestó al gobierno del estado, que no debía continuar dicho administrador, extrayendo todo el trigo y harina de la presente cosecha, por haber ya variado felizmente las cosas, el gobierno no ha hecho aprecio de la excitación, y el administrador continúa del mismo modo, por lo que no teniendo la federación nada que hacer con Cuerámaro, porque D. Valentín, entiendo se había reservado esta finca para , me parece que a los padres Camilos y a ud. les debe ser muy fácil el recabar del general presidente una orden para que se les restituya a sus dueños. Este paso, si se consigue, será para mí de una doble satisfacción, ya por el aprecio y relaciones que he tenido muy antiguas con casi todos los padres de S. Camilo, y ya porque se advierta que se obsequia a la justicia en la presente administración.”

¿El saberse esto no será un nuevo motivo que estimule al Excmo. Sr. Presidente a entregar los bienes a los reverendos padres Camilos, que con satisfacción vemos hoy en la república, y que solo los había quitado de ella el deseo de tomarse todas las propiedades ajenas? Su llegada a ésta, dio a entender a todos los mexicanos el aprecio que ellos se merecieron por sus virtudes, por el exacto desempeño en sus deberes, y por su caridad sin límites a los menesterosos, especialmente en el último trance en que ellos son el consuelo de los desvalidos: ellos alimentan a todos aquellos en cuyas chozas entran, no  solo con auxilios espirituales, sino con lo que es necesario para sus alimentos y botica, de lo que yo he sido testigo muchas veces. No nos cansemos, sres. editores, quizá no hay otro establecimiento más útil en la república, que el de los religiosos Camilos. ¿Y podrá ver con indiferencia el sostenedor de los bienes eclesiásticos, el observador exacto de las fundaciones religiosas, que despojados aquellos de sus rentas, éstas las disfruten otros contra toda justicia y delicadeza? ¿Cómo es, gobierno justo, que cuando los bienes de los religiosos Camilos se disfrutan por sus enemigos y … ellos están sin casa, no viven en comunidad y el público carece de los auxilios que estos les han prestado, y aún hoy prestan, debiendo ser mayores, si vuelven a la vida de comunidad, que por esta circunstancia lleva siempre más orden?

¡Vencedor ilustre de Tampico! ¡Sostenedor de los derechos de los mexicanos! ¡Verdadero amante de la religión de Jesucristo! La justicia pide, y tú cumpliendo con ella, has dado a cada uno lo que manos violentas le habían quitado. La religión de S. Camilo reclama sus bienes, y los mexicanos todos esperamos de tu rectitud, que sin pérdida de momento se los restituyas, pues si los que los quitaron, están persuadidos de que los sacerdotes de nada sirven en la hora de la muerte, porque no creen en Dios y en la eternidad, los fanáticos que en ello creemos, te pedimos no carecer de este auxilio, que ellos con más frecuencia que ningunos otros, nos prestan en la hora última de la vida.

Dispensen uds. sres. editores, lo mal forjado de mi comunicado, más quedo persuadido que moverá a uds. para darlo a la prensa la gravedad de la materia que en él se trata. Soy de uds. su muy afectísimo conciudadano y amigo q. b. s. m. ─ El amigo de la justicia.
______________________________________________________________________


[Este artículo es resultado de una investigación hemerográfica realizada por Horacio Olmedo Canchola]
Reservados todos los Derechos de Autor (2019)

Queda prohibida su difusión, copia o almacenamiento sin autorización expresa del Autor.

miércoles, 3 de julio de 2019

1859: NACIMIENTO DE LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO

NACIMIENTO DE LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO

El 3 de febrero de 1824, después de consumada la Independencia y tras el efímero imperio de Iturbide, se juró en México el Acta Constitutiva de la Federación. Más tarde, el 4 de octubre del mismo año se promulgó la Constitución Federal, quedando la República Federal integrada por 19 estados y cuatro territorios.
En ese nuevo régimen, la antigua intendencia y corregimiento de Guanajuato se convirtió en el Estado Libre y Soberano de Guanajuato, con cuatro departamentos. La alcaldía mayor de León, junto con Guanajuato, Celaya y San Miguel de Allende, se constituyó en uno de los cuatro departamentos que integraron el estado de Guanajuato, con la misma extensión que tuvo durante el virreinato. Al mismo tiempo, el territorio de la hacienda de San Francisco Cuerámaro pasó a formar parte del partido de Pénjamo, junto con el de los actuales municipios de Abasolo y Huanímaro.

Mapa de Guanajuato, 1856. Imagen tomada del libro: Antonio García y Cubas, Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, México, Editorial Miguel Ángel Porrúa, 1989, Carta 13

Más tarde, por decreto de Manuel Doblado, expedido el 16 de marzo de 1857 y publicado el 1 de abril del mismo año, la municipalidad de Pénjamo fue separada del departamento de León para anexarla al de Guanajuato. Como consecuencia de ese movimiento, Pénjamo sufrió una fuerte reducción al segregarle el pueblo de Cuitzeo (Abasolo) para anexarlo a la municipalidad de Irapuato, en tanto que el territorio de la hacienda de San Francisco Cuerámaro pasaba a depender del partido de San Pedro Piedragorda, hoy municipio de Manuel Doblado, continuando en la jurisdicción de León.

EN ESE MARCO NACIÓ LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO


El licenciado Agapito de Anda, personaje poco conocido en la historia del estado de Guanajuato, fue el fundador de congregación de Cuerámaro en lo que fuera el casco de la hacienda de San Francisco Cuerámaro, la que adquirió de la Orden de la Sagrada Religión de Clérigos Regulares Ministros de los Agonizantes de San Camilo de Lelis (padres camilos) como resultado de la desamortización realizada por efectos de la Ley Lerdo del 25 de junio de 1856 y de la circular de 30 de agosto de 1858 expedida por don Benito Juárez en Veracruz.


La Ley Lerdo —cuya consecuencia fue la transformación más grande de la propiedad en la historia mexicana— no confiscaba la propiedad eclesiástica ni despojaba a la iglesia de sus riquezas: establecía que tal propiedad debía venderse, y que los fondos que se obtuvieran en pago serían entregados a la corporación respectiva, con la condición de que el comprador pagara al gobierno una alcabala o contribución, por traslación de dominio, equivalente al cinco por ciento de la operación.
La hacienda de Cuerámaro, de la comunidad religiosa de los padres camilos, quedaba comprendida entre las fincas rurales que se debían desamortizar.
Los padres camilos habían adquirido la hacienda de Cuerámaro en 1762, después de un largo proceso judicial de remates para pagar las deudas que pesaban sobre la hacienda tras la muerte de don Pedro Clavería, su anterior dueño, y la conservaron en propiedad por cerca de un siglo, hasta que en 1858 fue vendida al licenciado Agapito de Anda.


Pero la operación no fue sencilla. Después de la promulgación de Ley Lerdo, algunas de las comunidades afectadas por la desamortización, confiando en que se daría marcha atrás a la ley, efectuaron ventas ficticias y convenios secretos con personas de confianza, para seguir conservando sus propiedades. Tal fue el caso de la comunidad de los camilos, propietaria de la hacienda de Cuerámaro. Esta comunidad, tratando de evadir el cumplimiento de la ley, simuló vender la hacienda a José María Martínez Negrete y Primitivo Serrano, por 310,000 pesos, según escritura número 59833 de 23 de septiembre de 1856, otorgada ante el notario José Silverio Querejazu, en la Ciudad de México. Sin embargo, ambas partes firmaron al mismo tiempo un convenio secreto que permitiría a los padres camilos recuperar más tarde su propiedad en caso de que la ley se derogara, como en efecto sucedió.
México vivía entonces la Guerra de Reforma entre liberales y conservadores, que comenzó el 17 de diciembre de 1857 con la promulgación del Plan de Tacubaya, con el que se desconocía la Constitución, pero se continuaba reconociendo a Ignacio Comonfort como presidente. Sin embargo, muy pronto, desconocido por los liberales y presionado por los conservadores, Comonfort se vio obligado a salir de México, dejando la presidencia. Benito Juárez asume el cargo de manera interina y viaja a la ciudad de Guanajuato, para luego continuar de manera itinerante a Veracruz.
Como resultado de ese conflicto, las actividades políticas y militares que se sucedieron en México derivaron en la existencia de dos gobiernos paralelos, uno liberal y constitucional en Veracruz, con Benito Juárez en la Presidencia, y otro conservador, en la ciudad de México, encabezado por Félix Zuloaga.
Uno de los primeros actos de Zuloaga fue declarar nulas las leyes liberales dictadas hasta entonces —entre ellas la Ley Lerdo—, mediante decreto publicado el 28 de enero de 1858.
Pero el gobierno constitucional de Juárez, desde Veracruz, tomó medidas para contrarrestar el decreto reaccionario de Zuloaga, y expidió la circular de 30 de agosto de 1858, con la que establecía que todas las fincas devueltas voluntariamente por los adjudicatarios quedaban a disposición del gobierno constitucional para su venta definitiva.
Frente a la nueva situación, los supuestos compradores de la hacienda de Cuerámaro presionaron a los padres camilos a que recibieran la propiedad, y como estos se resistían a hacerlo, pidiendo el plazo necesario para solicitar otros compradores, los amenazaron con consignar a un juez la entrega de la finca. De esa manera, ante el riesgo de perder la propiedad, los padres camilos ofrecieron en venta la hacienda de Cuerámaro al licenciado Agapito de Anda. Finalmente, la operación se ajustó en 310,000 pesos, aunque la escritura no se otorgaría hasta que se practicaran y cumplieran las diligencias previstas por las leyes.
Así se formalizó la escritura número 85212 del 5 de octubre de 1858 otorgada ante Pablo Sánchez, por la que los camilos vendieron la hacienda de Cuerámaro a favor de Agapito de Anda, firmando como fiador el señor Rufino Carrada.
Pero no concluyeron con eso las dificultades para establecer la Congregación de Cuerámaro, pues el mismo José María Martínez Negrete, valiéndose de interpósita persona, denunció y obtuvo del Gobierno la admisión de su denuncia para la adjudicación de la hacienda, por haber procedido con engaños. Sin embargo, el licenciado Luis Otero, representante de Agapito de Anda, puso en claro los hechos y obtuvo de los apoderados del gobierno, Francisco Zarco y Ramón Guzmán, la ratificación del contrato de Agapito de Anda y la insubsistencia de la denuncia hecha por Martínez Negrete.
Por otro lado, con el fin de que se pudiera proceder a la venta de fracciones de la antigua hacienda para establecer la Congregación de Cuerámaro, los padres camilos otorgaron a Rufino Carrada un poder especial para que firmara la venta de tierras que hiciera Agapito de Anda en la hacienda de Cuerámaro, el cual fue firmado por el prefecto José María Becerril, en acta 87101 folio 1120, del 24 de febrero de 1859, otorgada ante el notario Pablo Sánchez.
______________________________________________________________________

(CONTINUARÁ)

__________________________________________________________________________________________
[Este artículo está basado en la monografía  Cuerámaro... desde los muros de una hacienda, de Horacio Olmedo Canchola, publicado en la Colección Monografías Municipales de Guanajuato, 2010]
Reservados todos los Derechos.
Queda prohibida su difusión, copia o almacenamiento sin autorización expresa del Autor.