NACIMIENTO DE LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO
El
3 de febrero de 1824, después de consumada la Independencia y tras el efímero
imperio de Iturbide, se juró en México el Acta Constitutiva de la Federación.
Más tarde, el 4 de octubre del mismo año se promulgó la Constitución Federal,
quedando la República Federal integrada por 19 estados y cuatro territorios.
En
ese nuevo régimen, la antigua intendencia y corregimiento de Guanajuato se
convirtió en el Estado Libre y Soberano de Guanajuato, con cuatro departamentos.
La alcaldía mayor de León, junto con Guanajuato, Celaya y San Miguel de Allende, se
constituyó en uno de los cuatro departamentos que integraron el estado de
Guanajuato, con la misma extensión que tuvo durante el virreinato. Al mismo
tiempo, el territorio de la hacienda de San Francisco Cuerámaro pasó a formar parte del partido de Pénjamo, junto con el
de los actuales municipios de Abasolo y Huanímaro.
Mapa de Guanajuato, 1856. Imagen tomada del libro: Antonio García y Cubas, Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, México, Editorial Miguel Ángel Porrúa, 1989, Carta 13 |
Más
tarde, por decreto de Manuel Doblado, expedido el 16 de marzo de 1857 y
publicado el 1 de abril del mismo año, la municipalidad de Pénjamo fue separada
del departamento de León para anexarla al de Guanajuato. Como consecuencia de
ese movimiento, Pénjamo sufrió una fuerte reducción al segregarle el pueblo de
Cuitzeo (Abasolo) para anexarlo a la municipalidad de Irapuato, en tanto que el
territorio de la hacienda de San Francisco Cuerámaro pasaba a depender del
partido de San Pedro Piedragorda, hoy municipio de Manuel Doblado, continuando
en la jurisdicción de León.
EN ESE MARCO NACIÓ LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO
El licenciado Agapito de Anda, personaje poco conocido en la historia
del estado de Guanajuato, fue el fundador de congregación de
Cuerámaro en lo que fuera el casco de la hacienda de San Francisco Cuerámaro, la que
adquirió de la Orden de la Sagrada Religión de Clérigos Regulares Ministros de
los Agonizantes de San Camilo de Lelis (padres camilos) como resultado de la desamortización
realizada por efectos de la Ley Lerdo del 25 de junio de 1856 y de la circular
de 30 de agosto de 1858 expedida por don Benito Juárez en Veracruz.
La
Ley Lerdo —cuya consecuencia fue la transformación más grande de la propiedad
en la historia mexicana— no confiscaba la propiedad eclesiástica ni despojaba a
la iglesia de sus riquezas: establecía que tal propiedad debía venderse, y que
los fondos que se obtuvieran en pago serían entregados a la corporación
respectiva, con la condición de que el comprador pagara al gobierno una
alcabala o contribución, por traslación de dominio, equivalente al cinco por
ciento de la operación.
La
hacienda de Cuerámaro, de la comunidad religiosa de los padres camilos, quedaba
comprendida entre las fincas rurales que se debían desamortizar.
Los
padres camilos habían adquirido la hacienda de Cuerámaro en 1762, después de un
largo proceso judicial de remates para pagar las deudas que pesaban sobre la
hacienda tras la muerte de don Pedro Clavería, su anterior dueño, y la conservaron
en propiedad por cerca de un siglo, hasta que en 1858 fue vendida al licenciado
Agapito de Anda.
Pero
la operación no fue sencilla. Después de la promulgación de Ley Lerdo, algunas
de las comunidades afectadas por la desamortización, confiando en que se daría
marcha atrás a la ley, efectuaron ventas ficticias y
convenios secretos con personas de confianza, para seguir conservando sus
propiedades. Tal fue el caso de la comunidad
de los camilos, propietaria de la hacienda de Cuerámaro. Esta comunidad,
tratando de evadir el cumplimiento de la ley, simuló vender la hacienda a José
María Martínez Negrete y Primitivo Serrano, por 310,000 pesos, según escritura número 59833 de 23 de septiembre de 1856, otorgada ante el
notario José Silverio Querejazu, en la Ciudad de México. Sin embargo, ambas
partes firmaron al mismo tiempo un convenio secreto que permitiría a los padres
camilos recuperar más tarde su propiedad en caso de que la ley se derogara,
como en efecto sucedió.
México vivía entonces la Guerra de Reforma entre liberales y conservadores, que comenzó el 17 de diciembre de
1857 con la promulgación del Plan
de Tacubaya, con el que se desconocía la Constitución, pero se continuaba
reconociendo a Ignacio Comonfort como presidente. Sin embargo, muy pronto, desconocido
por los liberales y presionado por los conservadores, Comonfort se vio obligado
a salir de México, dejando la presidencia. Benito Juárez asume el cargo de
manera interina y viaja a la ciudad de Guanajuato, para luego continuar de manera
itinerante a Veracruz.
Como resultado de ese conflicto, las actividades
políticas y militares que se sucedieron en México derivaron en la existencia de
dos gobiernos paralelos, uno liberal y constitucional en Veracruz, con Benito
Juárez en la Presidencia, y otro conservador, en la ciudad de México, encabezado
por Félix Zuloaga.
Uno de los primeros actos de Zuloaga
fue declarar nulas las leyes liberales dictadas hasta entonces —entre ellas la
Ley Lerdo—, mediante decreto publicado el 28 de enero de 1858.
Pero el gobierno constitucional de Juárez, desde
Veracruz, tomó medidas para contrarrestar el decreto reaccionario de Zuloaga, y
expidió la circular de 30 de agosto de 1858, con la que establecía que todas las
fincas devueltas voluntariamente por los adjudicatarios quedaban a disposición
del gobierno constitucional para su venta definitiva.
Frente a la nueva situación, los supuestos
compradores de la hacienda de Cuerámaro presionaron a los padres camilos a que
recibieran la propiedad, y como estos se resistían a hacerlo, pidiendo el plazo
necesario para solicitar otros compradores, los amenazaron con consignar a un
juez la entrega de la finca. De esa manera, ante el riesgo de perder la
propiedad, los padres camilos ofrecieron en venta la hacienda de Cuerámaro al
licenciado Agapito de Anda. Finalmente, la operación se ajustó en 310,000
pesos, aunque la escritura no se otorgaría hasta que se practicaran y
cumplieran las diligencias previstas por las leyes.
Así se formalizó la escritura número 85212
del 5 de octubre de 1858 otorgada ante Pablo Sánchez, por la que los camilos vendieron
la hacienda de Cuerámaro a favor de Agapito de Anda, firmando como fiador el señor Rufino Carrada.
Pero
no concluyeron con eso las dificultades para establecer la Congregación de
Cuerámaro, pues el mismo José María Martínez Negrete, valiéndose de interpósita
persona, denunció y obtuvo del Gobierno la admisión de su denuncia para la
adjudicación de la hacienda, por haber procedido con engaños. Sin embargo, el licenciado Luis Otero, representante de Agapito de Anda, puso en claro los hechos y obtuvo de los apoderados
del gobierno, Francisco Zarco y Ramón Guzmán, la ratificación del
contrato de Agapito de Anda y la insubsistencia de la denuncia hecha por
Martínez Negrete.
Por otro lado, con el fin de que se pudiera proceder a la venta de fracciones de la antigua hacienda para establecer la Congregación de Cuerámaro, los padres camilos otorgaron a Rufino Carrada un poder
especial para que firmara la venta de tierras que hiciera Agapito de Anda en la
hacienda de Cuerámaro, el cual fue firmado por el prefecto José María Becerril, en acta 87101 folio 1120, del 24
de febrero de 1859, otorgada ante el notario Pablo Sánchez.
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(CONTINUARÁ)
(CONTINUARÁ)
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[Este artículo está basado en la monografía Cuerámaro... desde los muros de una hacienda, de Horacio Olmedo Canchola, publicado en la Colección Monografías Municipales de Guanajuato, 2010]
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