Memoria en movimiento
La historia del cine comienza el 28 de diciembre de 1895,
cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière realizaron la primera proyección
pública de imágenes en movimiento. En México, la historia del cine se inicia con la llegada de los
representantes de los hermanos Lumière al país, Gabriel Veyre y Claude
Ferdinand Von Bernard, en junio de 1896.
En ese contexto, la industria del cine mexicano inició con Porfirio Díaz;
vivió su “Epoca de Oro” con Pedro Infante y su declive con Margarita
López Portillo.
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ
En Cuerámaro, desde la primera mitad del siglo pasado existieron lugares improvisados como “salas de cine”…
Uno de los lugares más antiguos era el que se acondicionaba en una parte de lo que luego fue la casa de don
José Canchola, con frente al Jardín de los Héroes. En otras ocasiones se
proyectaban en algún mesón, como el de los López, que estaba casi frente al
hospital. Otro de esos locales se instaló en la casa que fue de doña Lupe
“La Zapatera”, en la calle Juárez. En todos esos lugares se improvisaban
las bancas por medio de vigas sobre tabiques, o los asistentes llevaban sus
propias sillas.
Algunas veces, en las noches tranquilas, también se llegaba a
proyectar en la pared de la casa del señor Canchola, frente a la columna de
Benito Juárez, con películas mudas del Gordo y el Flaco o Los Tres Chiflados,
cuando visitaban el pueblo las caravanas promocionales de algún refresco como
la Pepsi-Cola.
A mediados del siglo pasado se construyó un anexo al templo de Cristo Rey, que también sirvió como sala de cine y teatro, conocido como Cine Tepeyac. Por lo general en esta sala se proyectaban películas de Joselito, documentales de santos o películas blancas como la Marcelino Pan y Vino.
EL CINE CASTILLO
En la década de los 50 se construyó en Cuerámaro el CINE
CASTILLO, del señor Vicente Castillo, quien también tenía salas con el mismo
nombre en Pénjamo y Abasolo.
El Cine Castillo de Cuerámaro fue inaugurado (aunque nunca
se concluyó la construcción) con la proyección de la película en cinemascope y
a todo color, “El Escudo Negro” (The Black Shield of Falworth), que había sido
estrenada en México a finales de 1954, con Tony Curtis y Janet Leigh.
Después
se proyectaron regularmente películas de moda, románticas, de aventuras, del
Santo, del Zorro, de Pedro Infante, de Cantinflas, de Viruta y Capulina, de Tin-Tan, de Rocío Durcal…, sin faltar el matiné los
domingos.
En aquellos tiempos, antes de ir al cine era conveniente revisar el pizarrón
que había hecho colocar el cura Barbosa junto a la puerta de entrada al templo
de Cristo Rey, con la clasificación de las películas que se proyectarían... A, B, C, D... También, como parte del ritual previo, había que pasar a comprar una torta con doña Margarita, que tenía su local a un lado del cine, o unas pepitas y cacahuates con doña Vita, que viviía enfrente, a un lado de la casa de Salvador Manrique.
Durante la función, muchas veces se iba la energía eléctrica, y entraba en funcionamiento una planta con motor a gasolina, que por su ruido no permitía oir nada de la película. Lo mismo sucedía con la lluvia sobre la techumbre de lámina, pero que además tenía infinidad de goteras...
La operación de los proyectores de las películas siempre estuvo bajo
el cuidad y la responsabilidad de don Esteban García y de sus hijos “Chon” y Sergio,
hasta que por la muerte de don Vicente Castillo y el empuje de la nueva
tecnología en los aparatos de proyección, las videocaseteras y los
reproductores de DVD, obligaron su cierre.
Después, la construcción del Cine Castillo tuvo distintos usos, como salón de fiestas y comercios...
Como tantas otras cosas que se ha llevado el tiempo… EL CINE
CASTILLO DEJÓ DE EXISTIR, pero si quieres ver la película con la que se
inauguró a principios de la segunda mitad del siglo pasado, te recomiendo la
siguiente liga:
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