SEMBLANZA CURRICULAR

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Nació en Cuerámaro, Guanajuato. Es DOCTOR EN ARQUITECTURA (2009), Maestro en Arquitectura (2000) y Arquitecto (1976), por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; profesor de asignatura en Posgrado en Arquitectura (FA UNAM), coordinador y ponente de diplomados en la DECAD FA UNAM, profesor titular en la Universidad Marista campus Ciudad de México, profesor invitado de posgrado por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), conferencista, aficionado a la pintura, la música, la historia y la literatura; viajero empedernido, autor de la monografía histórica "Cuerámaro... desde los muros de una hacienda" publicada en la edición especial de la Colección Bicentenario (2010), Gobierno del Estado de Guanajuato. Socio activo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y fundador y presidente de la SMGE Correspondiente en el Bajío de Guanajuato. Actualmente es Director de Integración de Planeación, Proyectos y Presupuesto, de la Dirección General de Obras y Conservación de la UNAM.

viernes, 25 de octubre de 2019

EL CAMPOSANTO DE LA CAPILLA DE SAN FRANCISCO


EL CAMPOSANTO DE CUERÁMARO

Grabado en papel China, primer tercio del siglo XX, original propiedad de Horacio Olmedo Canchola

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El camposanto, cementerio, necrópolis o panteón, es un sitio destinado a proporcionar reposo a los restos mortales de las personas.
 
El vocablo cementerio proviene del griego κοιμητήριον, koimeterion, y puede traducirse como lugar para dormir o dormitorio. Del griego derivó al latín como coemeterĭum, y llegó a nuestra lengua como cementerio.
 
Sin embargo, existe una diferencia de origen entre cementerio y panteón. El cementerio es el espacio físico en donde se depositan cadáveres. El panteón era un altar en los antiguos templos griegos donde se adoraba a los dioses, y no donde se sepultaba a alguien.

Al paso del tiempo, por la evolución de los templos griegos y romanos y su ocupación por diferentes culturas y religiones del mundo occidental, los templos recibieron también restos mortales de personajes importantes, de manera que, por su nuevo uso, el significado de panteón se generalizó para referirse al lugar donde reposan los restos mortales de las personas.

 
En el mundo occidental, y por tanto en la Nueva España desde el siglo XVI, los entierros de los católicos estaban bajo el control y registro de la Iglesia, y éstos se efectuaban en terrenos consagrados, que generalmente eran las mismas iglesias o los terrenos adyacentes a ellas. Por esa razón, a los terrenos o espacios consagrados donde se enterraba a los muertos se les llamó camposanto.




Al igual que en la mayoría de las iglesias católicas, el camposanto de la hacienda de Cuerámaro estuvo localizado desde el siglo XVI al oriente de la capilla de San Francisco, en el atrio, y la comunicación con la capilla se daba por la puerta lateral de la nave. Todavía a mediados del siglo pasado se podían ver en el piso del atrio varias lápidas de entierros, al igual que en el piso del interior de la capilla y en los muros, donde aún se pueden ver algunas lápidas que señalan el lugar de reposo de los restos mortuorios de algunas personas.

Entrada a lo que fuera el bautisterio
de la Capilla de San Francisco de Cuerámaro
El 31 de julio de 1859, don Benito Juárez expidió desde Veracruz el decreto de Secularización de Cementerios, quitando toda intervención del clero en cementerios y camposantos.

El camposanto de la capilla de San Francisco siguió abierto y funcionando hasta que se estableció el Panteón Municipal, al norte de la población, como resultado de la creación del municipio con cabecera en el pueblo de Cuerámaro, que surgió en 1869, hace 150 años, de la congregación fundada por el licenciado Agapito de Anda. en lo que fuera el casco de la hacienda de Cuerámaro. 

En 1868, la población del país era de 8.5 millones de habitantes, mientras que la del estado de Guanajuato era de 729,988. En ese mismo año, a escasos diez de fundada la congregación de Cuerámaro, su población era de 4,680 habitantes, y según la Memoria del Gobierno del Estado se registraron en la Congregación de Cuerámaro 731 defunciones (370 hombres y 361 mujeres), sin determinar las edades.

A finales del siglo pasado, la parroquia de Cuerámaro adaptó en la capilla de San Francisco un pequeño panteón con gavetas para el depósito de restos mortuorios exhumados o cenizas, en un reducido espacio que originalmente fuera el bautisterio al lado izquierdo de la puerta principal de la capilla.

Por cierto, allí había una pila bautismal de piedra, en la que fui bautizado, como muchos cueramarenses hasta 1950, cuando se consagró el nuevo bautisterio del templo de Cristo Rey. Desconozco a dónde fue aquella pila bautismal de piedra, pero ojalá que alguien tuviera información para promover su rescate y preservación.

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[Todos los artículos que se publican en este Blog Horario: consagrado a las horas, son de la autoría de Horacio Olmedo Canchola. Quedan reservados todos los derechos de autor y protegidos por las leyes nacionales e internacionales sobre el Derecho de Autor.] 2019 

miércoles, 23 de octubre de 2019

160 ANIVERSARIO DE LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO

¿ANIVERSARIO 161 o 160 de la Congregación?

 Parece trivial, pero hay una razón...



El Lic. Agapito de Anda fue un personaje que participó de manera destacada en diversas actividades del ámbito social, político e histórico del estado de Guanajuato durante la segunda mitad del siglo XIX. Como parte de esas actividades, fue fundador de una pequeña congregación en lo que por más de 300 años fuera el casco de la hacienda de Cuerámaro, la que adquirió de la Orden de la Sagrada Religión de Clérigos Regulares Ministros de los Agonizantes de San Camilo de Lelis (padres camilos) como resultado de la aplicación de la Ley Lerdo, promulgada por Ignacio Comonfort el 25 de junio de 1856, por cuyos efectos se desamortizaban inmensas propiedades de corporaciones civiles y religiosas.



Los camilos habían adquirido la hacienda de Cuerámaro en 1762, después de un largo proceso judicial de remates que se llevaron a cabo para pagar las deudas que pesaban sobre la hacienda tras la muerte de Pedro Clavería, su anterior dueño, y la conservaron en propiedad por cerca de un siglo.



Tras la promulgación de la Ley Lerdo, para dar cumplimiento a la ley de desamortización —aunque tratando más bien de evadirla—, la comunidad de los camilos realizaron una supuesta operación inmobiliaria por la cual vendían su hacienda de Cuerámaro a José María Martínez Negrete y a Primitivo Serrano por 310,000 pesos. Los compradores no pagaron nada, ya que el trato se realizó mediante una hipoteca por el valor total de la hacienda. La venta quedó registrada oficialmente como desamortización, y se da razón de ella en la Memoria de Hacienda que presentó Miguel Lerdo de Tejada en 1857.

El 23 de enero de 1858 asumió la presidencia de la República el general Félix Zuloaga, representando la reacción conservadora, quien de inmediato lanzó un golpe en contra de las reformas liberales expidiendo el 28 del mismo mes un Decreto que derogaba la ley de desamortización del 25 de junio de 1856 y otras leyes reformistas. Con ese Decreto, todas las operaciones de desamortización se nulificaban, quedando de nuevo los antiguos dueños en plena posesión de las fincas y terrenos desamortizados. De esa manera, la hacienda de Cuerámaro fue devuelta a los camilos por Martínez y Serrano, los supuestos compradores.

Por el otro lado, Benito Juárez, presidente del gobierno constitucional, lanzó desde Veracruz el contra ataque a las medidas reaccionarias de Zuloaga, mediante circular de 30 de agosto de 1858, que establecía que todas las fincas devueltas voluntariamente por los adjudicatarios quedaban a disposición del gobierno constitucional, para su venta definitiva.

El futuro de la hacienda de Cuerámaro pendía de los acontecimientos políticos, en un hilo sostenido en un extremo por el gobierno constitucional que pugnaba por la Reforma, y en el otro el gobierno conservador y reaccionario de Zuloaga. En ese inter fue vendida al licenciado Agapito de Anda, vecino de Guanajuato, como consta en la escritura 85212, folio 2359, de 5 de octubre de 1858, suscrita ante la fe del notario público Pablo Sánchez.

Más tarde se expediría la ley del 12 de julio de 1859 y su ley reglamentaria de 13 del mismo mes, con la que se suprimían las órdenes de religiosos regulares y se declaraba la nacionalización, sin compensación alguna, de los inmuebles y los capitales clericales, con lo que quedaron finalmente fijadas las bases para el establecimiento definitivo de la Congregación de Cuerámaro.

En vista de lo anterior, no se puede asumir 1858 como año de la fundación de la Congregación de Cuerámaro, pese a la fecha de la escritura, sino 1859, cuando fue ratificada la operación por Francisco Zarco y Ramón Guzmán, apoderados en México del Supremo Gobierno, y hasta que se ejecutó lo establecido por la ley reglamentaria de 13 de julio de 1859.

POR TANTO, EN ESTE 2019 SE CONMEMORA EL 160 ANIVERSARIO DE LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO
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[Cuerámaro... desde los muros de una hacienda, de Horacio Olmedo Canchola, publicado en la Colección Monografías Municipales de Guanajuato, 2010]
Reservados todos los Derechos.
Queda prohibida su difusión, copia o almacenamiento sin autorización expresa del Autor.


jueves, 11 de julio de 2019

DEVENIR DE LA HACIENDA DE CUERÁMARO

LA HACIENDA DE CUERÁMARO (1833-1834)

Autor: Horacio Olmedo Canchola
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Introducción

En el marco del SESQUICENTENERIO DEL MUNICIPIO DE CUERÁMARO y de su PUEBLO CABECERA, con esta entrada comenzamos una serie de publicaciones basadas en una investigación hemerográfica sobre la hacienda de Cuerámaro y su devenir en congregación, en pueblo y municipio, y finalmente en ciudad.

LA HACIENDA DE CUERÁMARO 1833-1834


A diez años de la Independencia y del breve imperio de Iturbide, el país se asomaba a una nueva etapa de su desarrollo bajo la luz de las ideas liberales que finalmente desembocarían en la Reforma.

Los liberales de la época compartían la creencia de que el país estaba muy atrás de su potencial progreso económico y social, debido principalmente a la influencia del clero, la milicia y los conservadores. Era clara la necesidad de una reforma radical, y el único medio para lograrlo ─consideraban los liberales─ era frenar el poder político y económico de esos sectores.

En ese contexto, la posibilidad de que el gobierno echara mano de los bienes eclesiásticos mediante su confiscación o nacionalización era cada vez más cierta. Aunque esto no era nuevo: el gobierno independiente había recibido como herencia del virreinato los bienes eclesiásticos nacionalizados, entre los que se contaban los de la Inquisición (abolida en 1813 y suprimida definitivamente en 1820), así como las propiedades del llamado Fondo Piadoso de Californias (fundado para mantener las misiones en aquel territorio) y los bienes de las órdenes regulares suprimidas (los jesuitas, los benedictinos, los hospitalarios de Belén, San Juan de Dios y San Hipólito).

La venta de todos esos bienes durante el gobierno de Vicente Guerrero, apenas en una cuarta parte de su valor, sirvió al gobierno independiente para hacerse de algunos fondos que le permitieran financiar mínimamente los gastos que generaban las frecuentes guerras, y para hacer frente a la deuda pública que se incrementaba cada vez más desde el imperio de Iturbide.
Don Valentín Gómez Farías

En ese devenir, el 30 de marzo de 1833 fue electo presidente de la República el general Antonio López de Santa Anna y Valentín Gómez Farías es nombrado vicepresidente. Santa Anna se declara enfermo y no toma posesión del cargo, por lo que Gómez Farías presta juramento y asume la presidencia de la República, cargo que ejerce del 1 de abril de 1833 al 24 de abril de 1834.

Durante ese periodo, la confiscación de los bienes eclesiásticos pareció un hecho con la aprobación de las leyes liberales decretadas por Valentín Gómez Farías, que tuvieron una vigencia muy corta.

Las principales reformas introducidas por Gómez Farías entre 1833 y 1834 fueron las supresión de las órdenes monásticas, supresión de la obligatoriedad del pago del diezmo, la institución del matrimonio civil, la abolición de los privilegios del clero y del ejército, la eliminación del monopolio educativo, el establecimiento de la educación obligatoria, la creación de universidades públicas y el desarrollo del conocimiento científico, así como la libertad de prensa y la desamortización de los bienes del clero.

Pero la reacción de la Iglesia y del ejército no se hizo esperar. Ambos sectores acordaron solicitar a Santa Anna que regresara a la presidencia y pusiera fin al programa de reformas liberales. Santa Anna retomó el mando en mayo de 1834. Valentín Gómez Farías fue destituido y de inmediato fueron derogadas todas las leyes dictadas por los liberales.

Durante ese periodo de gobierno de Gómez Farías, la hacienda de Cuerámaro resintió las consecuencias de las leyes liberales, como se lee en un comunicado que se publicó en el número 44 de “El Mosquito Mexicano”, periódico bisemanal de la Ciudad de México, el martes 12 de agosto de 1834, en el que se expresa el punto de vista de alguien que firma con el pseudónimo de “El amigo de la justicia”.




Su texto, modernizado, es el siguiente:

COMUNICADO
Sres. editores del Mosquito.─ Muy señores míos. Para que el público tenga más conocimiento del cómo andaban las cosas en tiempo de la anterior administración, suplico a uds. se sirvan insertar es su apreciable periódico con la brevedad que les sea posible, el siguiente párrafo, tomado de una carta que vino de Pénjamo a un amigo, y que para publicarlo he tenido mucho trabajo en que él lo permita: el párrafo dice así.
“Amigo mío: debe ud. saber que la hacienda de Cuerámaro, que pertenece a los padres Camilos, aunque se ha dicho que estaba tomada por cuenta de la federación, no ha sido sino D. Valentín Farías, quien tiene puesto en ella un administrador de su cuenta, y aunque con motivo de las actuales circunstancias, se manifestó al gobierno del estado, que no debía continuar dicho administrador, extrayendo todo el trigo y harina de la presente cosecha, por haber ya variado felizmente las cosas, el gobierno no ha hecho aprecio de la excitación, y el administrador continúa del mismo modo, por lo que no teniendo la federación nada que hacer con Cuerámaro, porque D. Valentín, entiendo se había reservado esta finca para , me parece que a los padres Camilos y a ud. les debe ser muy fácil el recabar del general presidente una orden para que se les restituya a sus dueños. Este paso, si se consigue, será para mí de una doble satisfacción, ya por el aprecio y relaciones que he tenido muy antiguas con casi todos los padres de S. Camilo, y ya porque se advierta que se obsequia a la justicia en la presente administración.”

¿El saberse esto no será un nuevo motivo que estimule al Excmo. Sr. Presidente a entregar los bienes a los reverendos padres Camilos, que con satisfacción vemos hoy en la república, y que solo los había quitado de ella el deseo de tomarse todas las propiedades ajenas? Su llegada a ésta, dio a entender a todos los mexicanos el aprecio que ellos se merecieron por sus virtudes, por el exacto desempeño en sus deberes, y por su caridad sin límites a los menesterosos, especialmente en el último trance en que ellos son el consuelo de los desvalidos: ellos alimentan a todos aquellos en cuyas chozas entran, no  solo con auxilios espirituales, sino con lo que es necesario para sus alimentos y botica, de lo que yo he sido testigo muchas veces. No nos cansemos, sres. editores, quizá no hay otro establecimiento más útil en la república, que el de los religiosos Camilos. ¿Y podrá ver con indiferencia el sostenedor de los bienes eclesiásticos, el observador exacto de las fundaciones religiosas, que despojados aquellos de sus rentas, éstas las disfruten otros contra toda justicia y delicadeza? ¿Cómo es, gobierno justo, que cuando los bienes de los religiosos Camilos se disfrutan por sus enemigos y … ellos están sin casa, no viven en comunidad y el público carece de los auxilios que estos les han prestado, y aún hoy prestan, debiendo ser mayores, si vuelven a la vida de comunidad, que por esta circunstancia lleva siempre más orden?

¡Vencedor ilustre de Tampico! ¡Sostenedor de los derechos de los mexicanos! ¡Verdadero amante de la religión de Jesucristo! La justicia pide, y tú cumpliendo con ella, has dado a cada uno lo que manos violentas le habían quitado. La religión de S. Camilo reclama sus bienes, y los mexicanos todos esperamos de tu rectitud, que sin pérdida de momento se los restituyas, pues si los que los quitaron, están persuadidos de que los sacerdotes de nada sirven en la hora de la muerte, porque no creen en Dios y en la eternidad, los fanáticos que en ello creemos, te pedimos no carecer de este auxilio, que ellos con más frecuencia que ningunos otros, nos prestan en la hora última de la vida.

Dispensen uds. sres. editores, lo mal forjado de mi comunicado, más quedo persuadido que moverá a uds. para darlo a la prensa la gravedad de la materia que en él se trata. Soy de uds. su muy afectísimo conciudadano y amigo q. b. s. m. ─ El amigo de la justicia.
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[Este artículo es resultado de una investigación hemerográfica realizada por Horacio Olmedo Canchola]
Reservados todos los Derechos de Autor (2019)

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miércoles, 3 de julio de 2019

1859: NACIMIENTO DE LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO

NACIMIENTO DE LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO

El 3 de febrero de 1824, después de consumada la Independencia y tras el efímero imperio de Iturbide, se juró en México el Acta Constitutiva de la Federación. Más tarde, el 4 de octubre del mismo año se promulgó la Constitución Federal, quedando la República Federal integrada por 19 estados y cuatro territorios.
En ese nuevo régimen, la antigua intendencia y corregimiento de Guanajuato se convirtió en el Estado Libre y Soberano de Guanajuato, con cuatro departamentos. La alcaldía mayor de León, junto con Guanajuato, Celaya y San Miguel de Allende, se constituyó en uno de los cuatro departamentos que integraron el estado de Guanajuato, con la misma extensión que tuvo durante el virreinato. Al mismo tiempo, el territorio de la hacienda de San Francisco Cuerámaro pasó a formar parte del partido de Pénjamo, junto con el de los actuales municipios de Abasolo y Huanímaro.

Mapa de Guanajuato, 1856. Imagen tomada del libro: Antonio García y Cubas, Atlas geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana, México, Editorial Miguel Ángel Porrúa, 1989, Carta 13

Más tarde, por decreto de Manuel Doblado, expedido el 16 de marzo de 1857 y publicado el 1 de abril del mismo año, la municipalidad de Pénjamo fue separada del departamento de León para anexarla al de Guanajuato. Como consecuencia de ese movimiento, Pénjamo sufrió una fuerte reducción al segregarle el pueblo de Cuitzeo (Abasolo) para anexarlo a la municipalidad de Irapuato, en tanto que el territorio de la hacienda de San Francisco Cuerámaro pasaba a depender del partido de San Pedro Piedragorda, hoy municipio de Manuel Doblado, continuando en la jurisdicción de León.

EN ESE MARCO NACIÓ LA CONGREGACIÓN DE CUERÁMARO


El licenciado Agapito de Anda, personaje poco conocido en la historia del estado de Guanajuato, fue el fundador de congregación de Cuerámaro en lo que fuera el casco de la hacienda de San Francisco Cuerámaro, la que adquirió de la Orden de la Sagrada Religión de Clérigos Regulares Ministros de los Agonizantes de San Camilo de Lelis (padres camilos) como resultado de la desamortización realizada por efectos de la Ley Lerdo del 25 de junio de 1856 y de la circular de 30 de agosto de 1858 expedida por don Benito Juárez en Veracruz.


La Ley Lerdo —cuya consecuencia fue la transformación más grande de la propiedad en la historia mexicana— no confiscaba la propiedad eclesiástica ni despojaba a la iglesia de sus riquezas: establecía que tal propiedad debía venderse, y que los fondos que se obtuvieran en pago serían entregados a la corporación respectiva, con la condición de que el comprador pagara al gobierno una alcabala o contribución, por traslación de dominio, equivalente al cinco por ciento de la operación.
La hacienda de Cuerámaro, de la comunidad religiosa de los padres camilos, quedaba comprendida entre las fincas rurales que se debían desamortizar.
Los padres camilos habían adquirido la hacienda de Cuerámaro en 1762, después de un largo proceso judicial de remates para pagar las deudas que pesaban sobre la hacienda tras la muerte de don Pedro Clavería, su anterior dueño, y la conservaron en propiedad por cerca de un siglo, hasta que en 1858 fue vendida al licenciado Agapito de Anda.


Pero la operación no fue sencilla. Después de la promulgación de Ley Lerdo, algunas de las comunidades afectadas por la desamortización, confiando en que se daría marcha atrás a la ley, efectuaron ventas ficticias y convenios secretos con personas de confianza, para seguir conservando sus propiedades. Tal fue el caso de la comunidad de los camilos, propietaria de la hacienda de Cuerámaro. Esta comunidad, tratando de evadir el cumplimiento de la ley, simuló vender la hacienda a José María Martínez Negrete y Primitivo Serrano, por 310,000 pesos, según escritura número 59833 de 23 de septiembre de 1856, otorgada ante el notario José Silverio Querejazu, en la Ciudad de México. Sin embargo, ambas partes firmaron al mismo tiempo un convenio secreto que permitiría a los padres camilos recuperar más tarde su propiedad en caso de que la ley se derogara, como en efecto sucedió.
México vivía entonces la Guerra de Reforma entre liberales y conservadores, que comenzó el 17 de diciembre de 1857 con la promulgación del Plan de Tacubaya, con el que se desconocía la Constitución, pero se continuaba reconociendo a Ignacio Comonfort como presidente. Sin embargo, muy pronto, desconocido por los liberales y presionado por los conservadores, Comonfort se vio obligado a salir de México, dejando la presidencia. Benito Juárez asume el cargo de manera interina y viaja a la ciudad de Guanajuato, para luego continuar de manera itinerante a Veracruz.
Como resultado de ese conflicto, las actividades políticas y militares que se sucedieron en México derivaron en la existencia de dos gobiernos paralelos, uno liberal y constitucional en Veracruz, con Benito Juárez en la Presidencia, y otro conservador, en la ciudad de México, encabezado por Félix Zuloaga.
Uno de los primeros actos de Zuloaga fue declarar nulas las leyes liberales dictadas hasta entonces —entre ellas la Ley Lerdo—, mediante decreto publicado el 28 de enero de 1858.
Pero el gobierno constitucional de Juárez, desde Veracruz, tomó medidas para contrarrestar el decreto reaccionario de Zuloaga, y expidió la circular de 30 de agosto de 1858, con la que establecía que todas las fincas devueltas voluntariamente por los adjudicatarios quedaban a disposición del gobierno constitucional para su venta definitiva.
Frente a la nueva situación, los supuestos compradores de la hacienda de Cuerámaro presionaron a los padres camilos a que recibieran la propiedad, y como estos se resistían a hacerlo, pidiendo el plazo necesario para solicitar otros compradores, los amenazaron con consignar a un juez la entrega de la finca. De esa manera, ante el riesgo de perder la propiedad, los padres camilos ofrecieron en venta la hacienda de Cuerámaro al licenciado Agapito de Anda. Finalmente, la operación se ajustó en 310,000 pesos, aunque la escritura no se otorgaría hasta que se practicaran y cumplieran las diligencias previstas por las leyes.
Así se formalizó la escritura número 85212 del 5 de octubre de 1858 otorgada ante Pablo Sánchez, por la que los camilos vendieron la hacienda de Cuerámaro a favor de Agapito de Anda, firmando como fiador el señor Rufino Carrada.
Pero no concluyeron con eso las dificultades para establecer la Congregación de Cuerámaro, pues el mismo José María Martínez Negrete, valiéndose de interpósita persona, denunció y obtuvo del Gobierno la admisión de su denuncia para la adjudicación de la hacienda, por haber procedido con engaños. Sin embargo, el licenciado Luis Otero, representante de Agapito de Anda, puso en claro los hechos y obtuvo de los apoderados del gobierno, Francisco Zarco y Ramón Guzmán, la ratificación del contrato de Agapito de Anda y la insubsistencia de la denuncia hecha por Martínez Negrete.
Por otro lado, con el fin de que se pudiera proceder a la venta de fracciones de la antigua hacienda para establecer la Congregación de Cuerámaro, los padres camilos otorgaron a Rufino Carrada un poder especial para que firmara la venta de tierras que hiciera Agapito de Anda en la hacienda de Cuerámaro, el cual fue firmado por el prefecto José María Becerril, en acta 87101 folio 1120, del 24 de febrero de 1859, otorgada ante el notario Pablo Sánchez.
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(CONTINUARÁ)

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[Este artículo está basado en la monografía  Cuerámaro... desde los muros de una hacienda, de Horacio Olmedo Canchola, publicado en la Colección Monografías Municipales de Guanajuato, 2010]
Reservados todos los Derechos.
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jueves, 20 de junio de 2019

2019: UN AÑO SIGNIFICATIVO EN LA HISTORIA DE CUERÁMARO

2019 es un año que adquiere relevancia y particular

significado para la historia y el devenir del

MUNICIPIO DE CUERÁMARO Y SU CIUDAD CABECERA




En este espacio iniciamos una serie de publicaciones con las que difundiremos periódicamente fragmentos de la HISTORIA DE CUERÁMARO.

PRIMERA PARTE

ORIGEN Y DEVENIR DE LA HACIENDA DE CUERÁMARO

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HORACIO OLMEDO CANCHOLA


El primer antecedente documental relativo a la colonización del territorio cueramarense lo encontramos en una merced de 8 de enero de 1543, dada por el virrey don Antonio de Mendoza a Diego de Horozco (sic), como parte de otras mercedes otorgadas al mismo tiempo al capitán Juan de Villaseñor Orozco, su padre, y a otros de sus hijos, por varias caballerías de tierra en diferentes lugares de la provincia de Michoacán y en las Chichimecas, donde se localizaba el valle de Cuerámaro.
El texto fundamental de la merced otorgada a Juan de Villaseñor Orozco es el siguiente:
Yo don Antonio de Mendoza, etc., por la presente en nombre de su majestad hago merced a vos, Juan de Villaseñor, vecino de esta ciudad, de caballería y media de tierras […] para que en la dicha caballería y media de tierras podáis plantar [..] árboles de castilla e la cultivar de las demás cosas que quisiéredes y por bien tuviéredes, e tomada por vos la posesión de ella sea vuestra e de vuestros herederos e sucesores, e de quien de vos o de ellos hubiere título e causa, e como de tal […] podáis disponer a quien quisiéredes e por bien tuviésedes con tanto que no sea iglesia, monasterio ni hospital ni a otra persona eclesiástica, so pena que la tal enajenación sea en sí ninguna, e la hayáis perdido e perdáis; la cual dicha merced os hago con tanto que no sea en perjuicio de su majestad ni de otro tercero alguno y con que en el cultivar de ella guardéis lo que está ordenado y mandado so las penas que acerca de ello están puestas, y de la posesión que de ella tomáredes no seáis despojado sin que primeramente seáis oído por fuero e por derecho vencido ante quien y como debáis. Fecho en México a viii [ocho] días del mes de enero 1543 años. Don Antonio de Mendoza, por mandato de su Señoría, Antonio de Turcios.
Merced primigenia a Juan de Villaseñor. [AGN. Ramo Mercedes No.2 Exp. 499]

Con base en la anterior, el texto de la merced otorgada a Diego de Orozco es el siguiente:
Este día se le dio otra de este tenor a Diego de Horozco hijo de Juan de Villaseñor en Cueramoro, linde a la parte del levante una estancia que se dice Tupátaro y al poniente otra que se dice Yestaro y al mediodía una sierra que se dice Cueramoro y hacia el norte una estancia de chichimecas que se dice Comanjani. Diosele como las demás el dicho día.
Merced a Diego de Horozco, hijo de Juan de Villaseñor. [AGN. Ramo Mercedes No.2 Exp. 502]


El devenir de la hacienda de Cuerámaro a través de 315 años puede dividirse en cinco épocas, atendiendo a las características de propiedad y tenencia que prevalecían en cada una de ellas:

  • La primera, que podemos llamar ÉPOCA FUNDACIONAL, abarca alrededor de veinticinco años, desde su fundación (ca. 1543) hasta la muerte del capitán Juan de Villaseñor Orozco, en mayo de 1566.

  • La segunda, ÉPOCA DE SUCESIÓN, va de 1566 a 1606, y es una época en la que la hacienda pasó por herencia de Juan de Villaseñor Orozco a su viuda, doña Isabel de Mérida, y más tarde, a la muerte de ésta (ca. 1580), a sus hijos Gabriel de Villaseñor y María de Orozco, esposa del capitán García de Contreras Figueroa. A partir de esas sucesiones hereditarias y tras la muerte de Gabriel de Villaseñor, comenzó la desintegración paulatina del vasto territorio de la hacienda de Cuerámaro, al venderse en diversas fracciones a distintos comparadores. La parte más grande, que ocupaba casi toda la extensión del actual municipio de Cuerámaro, fue vendida a Alonso Pérez de Bocanegra, Provincial Juez Ejecutor de la Santa Hermandad.

  • La tercera época, ÉPOCA DE EXPANSIÓN, entre 1606 y 1686, en la que la hacienda perteneció a Alonso Pérez de Bocanegra, y por sucesión de éste a uno de sus hijos, Marcos Mexía de Bocanegra, y más tarde, también por sucesión, a otro hijo del último, Juan Xaramillo de Bocanegra.

  • La cuarta época, que podemos llamar ÉPOCA DE VENTAS Y REMATES, entre 1686 y 1762, en la que la hacienda pasó sucesivamente a manos de diferentes propietarios, por ventas, sucesiones y remates. Aunque también es un periodo en el que se hicieron construcciones y mejoras importantes en la hacienda, sobre todo con don Manuel Tomás de la Canal.

  • La quinta y última, la ÉPOCA DE LOS CAMILOS, que va de 1762 a 1858-59, época que abarca casi un siglo, en la que la hacienda de Cuerámaro permaneció en poder de la comunidad religiosa de San Camilo de Lelis (padres camilos), hasta que por efectos de Ley Lerdo y las Leyes de Reforma fue rematada y vendida en favor del licenciado Agapito de Anda, quien la fraccionó para establecer en ella, no sin dificultades, la Congregación de Cuerámaro.


(CONTINUARÁ)
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[Este artículo está basado en la monografía  Cuerámaro... desde los muros de una hacienda, de Horacio Olmedo Canchola, publicado en la Colección Monografías Municipales de Guanajuato, 2010]
Reservados todos los Derechos.
Queda prohibida su difusión, copia o almacenamiento sin autorización expresa del Autor.