SEMBLANZA CURRICULAR

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Nació en Cuerámaro, Guanajuato. Es DOCTOR EN ARQUITECTURA (2009), Maestro en Arquitectura (2000) y Arquitecto (1976), por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; profesor de asignatura en Posgrado en Arquitectura (FA UNAM), coordinador y ponente de diplomados en la DECAD FA UNAM, profesor titular en la Universidad Marista campus Ciudad de México, profesor invitado de posgrado por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), conferencista, aficionado a la pintura, la música, la historia y la literatura; viajero empedernido, autor de la monografía histórica "Cuerámaro... desde los muros de una hacienda" publicada en la edición especial de la Colección Bicentenario (2010), Gobierno del Estado de Guanajuato. Socio activo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y fundador y presidente de la SMGE Correspondiente en el Bajío de Guanajuato. Actualmente es Director de Integración de Planeación, Proyectos y Presupuesto, de la Dirección General de Obras y Conservación de la UNAM.

sábado, 4 de agosto de 2012

ALGO SOBRE CUERÁMARO: Un tal Queesuchegua

Memoria en movimiento

El siguiente artículo tiene su origen en el cuarto de una serie de 20 que hace tiempo publiqué en la sección Editoriales del periódico Correo, de Guanajuato, en una columna denominada "Algo sobre Cuerámaro". El artículo apareció en la edición del 17 de diciembre de 2009.
En particular, este tema resulta curioso porque evidencia una práctica de falsificación que parece que fue común y tuvo éxito a mediados del siglo XVIII en la Nueva España.

 

Traslado de la supuesta cédula al tal Queesuchegua y portada del libro Cuerámaro... desde los muros de una hacienda, de Horacio Olmedo Canchola, segunda edición, 2010.

La imagen del lado izquierdo corresponde a una copia de un documento que se encuentra en el el volumen 3033 del Ramo de Tierras, en el Archivo General de la Nación (AGN), en el que se traslada la supuesta cédula al tal Queesuchegua, fechado en 1822, como parte de un pleito por tierras.
La otra imagen es la portada de la segunda edición de mi libro Cuerámaro... desde los muros de una hacienda, publicado en la Colección Monografías Municipales de Guanajuato (2010). Como se puede observar, en el diseño de la portada del libro se tomó como fondo el primer documento, porque a quien se encargó del diseño gráfico, sin preguntar ni conocer lo que se refiere en el libro respecto al documento, quizás le pareció curioso el documento o supuso que la "real cédula" fundamentaba la historia colonial de Cuerámaro.
Si bien es cierto que la supuesta cédula ha dado origen a una arraigada tradición en varios pueblos, la realidad es otra, como planteamos enseguida, aunque varios autores y autoridades --"porque la costumbre hace ley"-- continúan dando valor fundacional al documento, sin explicar su verdadero significado. 

 

Lo que el tiempo confundió

UN TAL QUEESUCHEGUA


Según información difundida desde mediados del siglo XIX, varios pueblos del Bajío guanajuatense comparten una misma fuente documental como sustento de fundación o antecedente de su colonización, específicamente Pénjamo, Huanímaro, Abasolo y Cuerámaro. El documento común, se supone, es una Real Cédula fechada el 12 de agosto de 1532, la cual --se dice-- fue otorgada por Carlos V a Diego Tomás Qeesuchegua (Quesuchigua).
En esa supuesta cédula, el monarca mercedaba un extensísimo territorio para la fundación de “su pueblo de Pénjamo”, y le concedía muchas otras gracias para él y sus nobles.

Los hechos históricos, sin embargo, indican otra cosa, y eso lleva a pensar que el documento es un título apócrifo.

Son muchas las inconsistencias y anacronismos que invalidan la autenticidad del documento difundido por primera vez por el canónigo José Guadalupe Romero en “Documentos de Guanajuato (Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1863), y posteriormente por el doctor Nicolás León en "Anales del Museo de Michoacán", en 1889.
Se dice que José Guadalupe Romero conoció en 1830 la cédula que guardaba el indígena José María Ambrosio Duarte, de la  que se sacó una copia por disposición del señor D. Benigno Bustamante, vicegobernador del estado de Guanajuato.

Entre las inconsistencias, incongruencias o anacronismos de mayor peso, se pueden citar las siguientes:
  • Menciona a la villa de León, que fue fundada conforme a la orden del virrey Enriquez de Almanza, fechada el 12 de diciembre de 1575, cuya ceremonia de fundación se realizó el 20 de enero de 1576, es decir 43 años después de la fecha de la supuesta cédula.
  • El documento no menciona la localización de las diez mil varas de tierra por los cuatro vientos, mercedadas para la fundación del pueblo, contrariamente a lo que se hacía en el texto de las mercedes, aunque fuera de manera general, refiriéndose a un hito geográfico.
  • Otorga el título "universal, singular y honroso, o lucrativo como de cosa vuestra" de "Don Diego Tomás Queesuchegua", para él y sus herederos, nombrándolo "Capitán, Conquistador, Poblador y Fundador de ese Pueblo del Seráfico Señor San Francisco de Pénjamo, y Descubridor de las Salinas de Santa María del Nuevo Reyno de Galicia..." Independientemente de lo inusual del nombramiento, las Salinas de Santa María no fueron descubiertas hasta después de 1546, como resultado del descubrimiento y explotación de las minas de Zacatecas.
  • Se cita al virreinato que no había sido establecido y a un virrey, don Luis de Velasco, que comenzó a gobernar en noviembre de 1550.
  • Se afirma en el documento que el propio virrey don Luis de Velasco, en persona, hizo las diligencias de vista y reconocimiento de los terrenos que se otorgaban a Queesuchegua, cuando ningún virrey acudió a ese tipo de diligencias.
  • Se cita al "pueblo de San Pedro Queramaro" (sic pro Cuerámaro), que aún no existía ni como hacienda, y mucho menos como pueblo llamado "San Pedro Queramaro". 
 Algunos autores han sugerido que la fecha de 1532 podría ser una confusión de la grafía al hacer los traslados, y que bien podría tratarse de 1552, con lo que ciertamente quedaría el año del documento en el periodo del virrey Luis de Velasco (primero), pero no con la fundación de la villa de León, o 1592 para emparejarse con la fundación de esa villa y con el gobierno del segundo Luis de Velasco, pero ya no con el del monarca, quien reinó como Carlos I hasta 1556, y como Carlos V hasta 1558.

De lo anterior, surge una pregunta obligada:

¿Cuál fue el origen de la supuesta cédula?

A partir del siglo XVII fueron frecuentes en la Nueva España los litigios entre los estancieros españoles y los naturales, por la ocupación de tierras que éstos consideraban de sus antepasados desde tiempos inmemoriales. Como en todo litigio, para los alegatos era indispensable la presentación de los títulos de propiedad de las partes en conflicto.
Es probable que en ese contexto fuera elaborado artificiosamente el documento de la cédula de 1532, para ser presentada como documento probatorio en algún pleito de los naturales de Pénjamo con los estancieros de la región.
En el Ramo de Tierras, volumen 3033, del Archivo General de la Nación se conserva el “testimonio de una copia” de la supuesta cédula, anterior a la de Romero, en cuya carátula se anota 1822 como año del traslado, que fue presentada como prueba en un pleito por terrenos.


¿Quién fue el artífice de la cédula apócrifa?

Además de la supuesta cédula a favor de Qeesuchegua, circularon en la Nueva España muchos otros documentos falsos, cédulas reales y mercedes apócrifas que corresponden a distintos individuos y pueblos (una es la de Irapuato, por ejemplo).
La mayoría de esos documentos parecen ser contemporáneos (mediados del siglo XVIII) y con la misma estructura literaria, por lo que han llamado la atención de los estudiosos. Uno de estos, Alberto Carrillo Cázares (El Colegio de Michoacán), con base en acuciosas investigaciones sobre el tema, ha identificado como el “ingenioso escribano”, autor de muchos de esos títulos, a un indio llamado N. Villegas, conocido con el mote de “Chiquisnaquis”, quien de acuerdo con testimonios documentados de la época redactaba por sí mismo los títulos, tomando como fuente de información el simple dicho de sus clientes.
Según los testigos de la época, Chiquisnaquis era “un indio falsario que no sólo engañó con este género de títulos a los naturales referidos sino a otros de la jurisdicción y algunos dueños de estancias”.

Tal parece ser el origen de la supuesta cédula que se sigue considerando como antecedente fundamental de Pénjamo, de Cuerámaro y de otros pueblos.

Para concluir simplemente recurdo lo que escribió Juan de Dios Peza en su poesía "Post umbra":
"Testigos que al papel lleva la mano, el tiempo los descubre y los publica..."

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