JOSÉ DE JESÚS NEGRETE, "EL TIGRE DE SANTA JULIA"
De gañán a soldado y de militar a bandolero
José de Jesús Negrete Medina, más
conocido como “El Tigre de Santa Julia”, nació en Cuerámaro, Guanajuato, en 1874. Diversas fuentes señalan años diferentes, como en El País (Diario Católico), que en el marco del juicio que se seguía al criminal, informa el lunes 1 de junio de 1908 que «“El tigre de Santa Julia” cuenta con 34 años, y nació en el pueblo de
Cuerándaro (sic), perteneciente al
Estado de Guanajuato», o el periódico El Popular, que en la misma fecha dice que “En el pueblo de
Cuerámbaro (sic), perteneciente al
Estado de Guanajuato, nació Jesús Negrete; cuenta treinta y tres años”. Por
otro lado, más recientemente, la película de Alejandro Gamboa ubica su
nacimiento en 1880.
En esa misma publicación, el diario El País, basándose en las declaraciones
de Negrete, dice que sus padres eran gañanes en una hacienda de campo en
Cuerámaro, y que los primeros años de su vida los pasó el acusado ayudando en
esas faenas a los autores de sus días. Más tarde, en la publicación del miércoles
3 de junio, el mismo diario lo reitera de manera más explícita, informando que
a pregunta expresa del Agente del Ministerio Público sobre si sus padres fueron
dueños de algún rancho, Negrete contestó: “tenían solamente algunos terrenos,
en los cuales yo les ayudaba a trabajar.”
Esta última confesión de Negrete echa por
tierra la versión dramática que presenta la película “El Tigre”, imaginada por Francisco
Sánchez y Alejandro Gamboa en el año 2000, en la que supuestamente al nacer
José de Jesús muere su madre, y entonces el recién nacido es rechazado por su
padre, quien además sospechaba que el niño no era su hijo, por lo que acaba arrojándolo
violentamente por la ventana del sombrío jacal.
En realidad, poco se sabe sobre la niñez de José de
Jesús Negrete Medina en Cuerámaro, porque a nadie le interesaba saberlo. Según sus propias declaraciones del 2 de
junio de 1908, el pueblo de Cuerámaro tenía en aquella época menos de 2000
habitantes, y no había escuelas, por lo que él nunca tuvo instrucción, y eso
—dice— influyó en su desgracia. Sin embargo, también declara que más tarde, al
permanecer preso dos años en la Penitenciaría de México, aprendió a leer y a
escribir.
Siendo muy joven, conoció en la hacienda de Tupátaro
a Pedro Ortiz (o Pedro Herrera, como también se nombraba) y se hizo su amigo. Ortiz
se hizo soldado, y así lo volvió a encontrar en el cuartel de artillería en
Tacubaya. Más tarde Pedro Ortiz sería uno de los principales integrantes de la
banda delictiva de “El Tigre”, en la Capital de la República. En sus
declaraciones, Negrete define a Pedro Ortiz (Herrera) como “honrado y
trabajador”.
Negrete declaró que desde niño había sentido verdaderos
deseos de pertenecer al ejército, y que, cuando ya era casi un hombre, resolvió
viajar a México para ingresar a un batallón. El diario El Popular (1 de junio de 1908) da cuenta de la declaración de
Negrete y dice que con esa determinación “salió de Cuerámbaro (sic) a pie, y después de pasar grandes
trabajos en el camino, llegó al Distrito Federal, entrando por Santa Fe”. De
allí pasó a Tacubaya, donde estaba el cuartel del tercer regimiento de artillería,
y allí fue dado de alta como soldado. Se distinguió por su buen comportamiento, por el uso de las armas de fuego
y en el tiro al blanco. De esa manera fue ascendiendo hasta alcanzar el grado de sargento
primero; pero hasta allí llegó, porque era el máximo grado al que podía aspirar un
analfabeto.
En el cuartel trabó amistad con Heraclio Rodríguez,
que fue “picador” (amansaba caballos del regimiento) y luego “forrajero”. Al
cabo de cinco años de servicio en el ejército, Negrete solicitó licencia, la
que le fue concedida de manera indefinida, al igual que a Heraclio Rodríguez.
Su carrera delictiva comenzó en el cuartel militar
de Tacubaya, siendo sargento de artillería con licencia. Allí cometió su primer
robo conocido, acompañado por Heraclio Rodríguez, haciendo un hoyo en una pared
del edificio, cuyo terreno, contenido y movimientos conocían a la perfección.
Según lo mencionado en el juicio, se sabe que a
partir de entonces estuvo preso por diferentes crímenes y fechorías, entre
otras, en 1897 por robo; en 98, por lesiones; en 99, por lesiones y robo; en
1900, por robo; en 1901, por homicidio, y en 1904, por lesiones y homicidio en la
colonia de Santa Julia.
Pero eso será otra historia…
Nada tiene que ver la realidad de José de Jesús
Negrete con lo que presentó la primera versión cinematográfica del legendario
personaje realizada por Arturo Martínez en 1973, tampoco la novela El Tigre de Santa Julia, de Carlos Islas,
publicada por editorial Universo en 1980, que sirvió de inspiración para la película
de Alejandro Gamboa. En la realidad, el nuevo Tigre de Santa Julia, no el personaje histórico, sino el que
conocen las nuevas generaciones, surgió de la película de Gamboa, y a través de sus
personajes y el imaginario colectivo se ha despojado de toda maldad y defectos, trascendiendo a toda
realidad.
Lo que menos importa en la producción de novelas y películas populares es el personaje real, ni lo que fue ni lo que hizo. Lo verdaderamente importante,
lo que da razón de ser a la industria de crear héroes que se traduzcan en consumo,
es lo que dejan los personajes y el producto que se vende. Y para eso, sin duda, hay que
cargar a los productos y a los personajes de fuertes dosis de violencia, sexo,
amor, humorismo, drama, crítica social y mentiras.
Cristina Michaus, actriz que participó en la cinta
de Gamboa, entrevistada por La Jornada antes del estreno de la cinta, dice que en la película “El Tigre de Santa Julia" hay un homenaje a
las muertas de Juárez. A pesar de que "El Tigre" es una comedia muy divertida y
disfrutable, me sorprendió su carga de denuncia social; por ejemplo, en la
escena de la lapidación me acordé de Atenco; no estoy diciendo que... sea
subversiva, pero hay momentos que hacen pensar... Creo que sin pretenderlo "El
Tigre" [se refiere a la película, por supuesto] nos hace reflexionar nuestra realidad actual…"
Sobre el personaje mítico, Alejandro Gamboa, director
de la más reciente versión de la película “El Tigre”, reconoce tácitamente que
el personaje de la película no es José de Jesús Negrete el real, el de carne y
hueso, sino un héroe:
Ir al siguiente artículo sobre El Tigre de Santa Julia"Están plasmados en él [en el héroe de la película] muchas de las virtudes y defectos que tenemos todos nosotros. Como figura de la literatura salió de los periódicos, ahí fue donde se creó el mito y la leyenda. El personaje histórico cometía sus asaltos [crímenes y fechorías] y sus actos se publicaban en los periódicos, pero por otro lado existía lo que se llamaba La Hoja Volante, los cómics y la nota roja de la época, en los que se inventaban sus aventuras; entonces el Tigre salía en los periódicos formales con sus fechorías y en la hoja volante sus aventuras; es como si hoy se viera a un bandolero en las noticias y al mismo tiempo tuviera su cómic, esto es, historias inventadas pero verosímiles". (La Jornada, 27 de septiembre de 2002)Y agrega que el objetivo de la película fue
"hacer una cinta divertida... una película de aventuras... algo como el "Libro Vaquero" y del gusto popular. Esta leyenda no la maneja la historia oficial, sino el pueblo; es un personaje legendario e hicimos una nueva versión, aportamos una historia a lo que ya es una leyenda. El personaje de la película surge del pueblo, es noble, leal, inocente y valiente, que se indigna ante el abuso". (La Jornada, 27 de septiembre de 2002)____________________________________________________________________________