Desde la primera mitad del siglo pasado existieron en
el pueblo de Cuerámaro lugares improvisados como “salas de cine”…
Uno de los lugares más antiguos era el que se acondicionaba en parte de lo que fuera una de las trojes de la ex hacienda de Cuerámaro, en la esquina donde luego estuvo la casa y la tienda de don
José Vicente Canchola, frente al desaparecido Jardín de los Héroes. En otras ocasiones se
proyectaban en algún mesón, como el de los López, que estaba frente al hospital, en la calle 20 de Noviembre. Otro de esos locales se instalaba en la entrada a la casa que fue de doña Lupe “La Zapatera”, en la calle Juárez, a un lado de los corrales de don Hilario Olmedo.
En todos esos lugares se improvisaban
las bancas con vigas sobre tabiques, y muchos asistentes llevaban sus
propias sillas.
A veces, en las noches tranquilas de Cuerámaro, que eran muchas, también se proyectaban en la fachada de la casa de don Pepe Canchola, frente a la columna de
Benito Juárez, algunas viejas películas mudas del Gordo y el Flaco o Los Tres Chiflados,
cuando pasaban por el pueblo las caravanas promocionales de algún refresco como
la Pepsi-Cola.
EL CINE CASTILLO
A mediados de la década de los 50 se construyó en Cuerámaro el moderno CINE
CASTILLO, del señor Vicente Castillo, quien también tenía salas con el mismo
nombre en Pénjamo y Abasolo.
El Cine Castillo de Cuerámaro fue inaugurado (aunque nunca
se concluyó la construcción) con la proyección de la película en cinemascope y
a todo color, “El Escudo Negro” (The Black Shield of Falworth), que había sido
estrenada en México a finales de 1954, con Tony Curtis y Janet Leigh. Después
se proyectaron regularmente películas de moda, románticas, de aventuras, del
Santo, del Zorro, de Pedro Infante, de Cantinflas…, sin faltar el matiné los
domingos.
Sin embargo, antes de ir al cine era conveniente revisar el
pizarrón que había hecho colocar el cura José Barbosa junto a la puerta de entrada
al templo de Cristo Rey, con la clasificación de las películas que programaba el CINE CASTILLO.
La operación de los modernos proyectores de las películas estuvo bajo la responsabilidad de don Esteban García y de sus hijos Concepción “Chon” y Sergio García Amador, hasta que por la muerte de don Vicente Castillo y el empuje de la nueva tecnología en los aparatos de proyección, las videocaseteras y los reproductores de DVD, obligaron su cierre, extinguiéndose poco a poco al ritmo del siglo XX.
Como tantas otras cosas que se ha llevado el tiempo… EL CINE CASTILLO DEJÓ DE EXISTIR, pero si quieres ver la película con la que se inauguró a principios de la segunda mitad del siglo pasado, te recomiendo la siguiente liga:
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