(Este artículo fue publicado originalmente en el periódico Correo el 20 de enero de 2011, en la columna Algo sobre Cuerámaro, de Horacio Olmedo Canchola.)
LOS PADRES CAMILOS
La congregación de Clérigos Regulares Ministros de los
Enfermos Agonizantes, conocida como orden de los camilos o padres de la “Buena Muerte”,
fue fundada en 1582 por el fraile capuchino Camilo de Lelis (1550-1614), en
Roma. Su finalidad era proporcionar servicio y asistencia espiritual y corporal
a los enfermos agonizantes. La congregación fue aprobada por el papa Sixto V en
1586, y más tarde fue elevada a orden religiosa por Gregorio XV, en 1591. Su
escudo eclesiástico es una cruz latina en color rojo —conocido en heráldica
como de gules—, rodeada por una bordadura de veros en forma de llamas, y un
anagrama con una inscripción latina.
Los camilos vinieron a la Nueva España por iniciativa de
doña Teresa de Medina y Sarabia y de su hermano don Felipe Cayetano de Medina,
Regidor perpetuo de la ciudad de México. La licencia fue dada por Fernando VI según
cédula firmada en Aranjuez el 14 de mayo de 1755. A principio de 1756 arribaron
el padre Diego Marín de Moya, con el carácter de prefecto viceprovincial y comisario
general de la orden, y el padre Alonso Santiago de Arroyo.
La licencia para fundar convento de los camilos en la ciudad
de México, bajo el título de Casa del Sagrado Corazón de Jesús y San Camilo de
Lelis, fue otorgada por don Manuel Rubio y Salinas, arzobispo de México, el 2
de junio de 1756.
Portales del convento de los padres camilos en Coyoacán |
LOS CAMILOS EN CUERÁMARO
El 21 de agosto de 1762, después de un largo proceso de ocho
años, la hacienda de San Francisco de Cuerámaro se adjudicó por remate a la
orden de los camilos, aceptando la postura presentada por el padre Diego Marín
de Moya, por 84,000 pesos. El acto de entrega posesión de la hacienda comenzó
el 30 de octubre del mismo año, y todo el proceso se recoge en un extenso e
importante documento que se conserva en el volumen 143 del Ramo de Vínculos, en
el Archivo General de la Nación, en el cual se proporciona una idea muy clara y
objetiva sobre el estado de la hacienda en esa época.
Entrada a la capilla de San Francisco |
Casi cien años conservaron los camilos su propiedad, hasta
que los acontecimientos políticos liberales, y específicamente la Ley Lerdo del
25 de junio de 1856, obligaron su desamortización, vendiéndola al Lic. Agapito
de Anda, según consta en la escritura 85212, de 5 de octubre de 1858, pasada
ante el Notario Pablo Sánchez, que se encuentra en el Archivo General de
Notarías del Distrito Federal.
Actualmente, la presencia de los padres camilos en Cuerámaro
tan sólo se encuentra en el imaginario colectivo, en la fantasía de la gente como
parte de leyendas de aparecidos y de tesoros; pero también esculpida en cantera
en la clave de la puerta de acceso a la capilla y en el altar principal de
ésta, donde aún se puede ver la cruz latina de los padres camilos.