Hace diez años escribí para la revista Obras un artículo en el que analizaba la vulnerabilidad de algunas zonas urbanas en la ciudad de México, específicamente en lo que se refiere a las plazas de acceso a las estaciones del Metro. Ahora, después de volver a leerlo, más me convenzo de lo que escribí en aquel entonces. Lo triste es que la situación, lejos de solucionarse, ha empeorado... y nadie hace nada por remediarlo.
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