Tras la promulgación de la Constitución de 1917, el 11 de marzo de 1917 se realizó en México la primera elección federal con sufragio directo, para elegir a los miembros del nuevo Congreso y al presidente de la República. En la contienda para la Presidencia participaron Venustiano Carranza, por el Partido Liberal Constitucionalista; José Pablo González Garza, por la Liga Democrática; Nicolás Zúñiga y Miranda —el candidato perpetuo— y Álvaro Obregón Salido, estos dos últimos como independientes. El ganador de la contienda electoral, con el 97.18% de los sufragios, fue Venustiano Carranza, quien desde antes ostentaba el cargo de Primer Jefe de la Revolución Constitucionalista y Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación. Carranza protestó como presidente de la República el 1 de mayo de 1917, para el periodo 1917-1920, que no pudo terminar por haber sido asesinado la madrugada del 21 de mayo de 1920.
El movimiento revolucionario había dejado un país difícil de
gobernar, donde proliferaban caudillos y caciques que seguían controlando las
distintas regiones donde actuaban, seguidos por grupos que se aglutinaban en
torno a ellos. Así comenzó el periodo de los gobiernos de la revolución.
Lic. y Gral. Agustín Alcocer |
Como en otros estados del país, en Guanajuato predominaban
los problemas de desempleo, hambre y carestía, factores que provocaron la
formación de gavillas de excombatientes revolucionarios que asolaban caminos y asaltaban
a pequeñas poblaciones.
Según noticias de la época, el pequeño pueblo de Cuerámaro,
en El Bajío guanajuatense, era asolado constantemente por las chusmas
vandálicas de Domingo Fernández (a) “Garrote”, con más de trescientos
integrantes armados a caballo. Para hacerles frente y contenerlos, los vecinos
de Cuerámaro se organizaron para la defensa del pueblo por medio de las armas,
logrando juntar más de doscientas carabinas, “las que funcionarían en caso
ofrecido, dentro de los diez grandes fortines levantados para dicho objeto”.
Uno de esos fortines estuvo en la esquina nororiente de la azotea de la construcción
de lo que fuera la tienda de la sociedad mercantil “Canchola, Enríquez, Ayala”,
que luego paso a ser propiedad del señor José Vicente Canchola, donde instaló
su residencia y la tienda que durante muchos años se llamó “El Progreso” y
luego “Comercial Canchola Ayala”. ¿Dónde estarían ubicados los nueve restantes?
A finales de 1917, Cuerámaro preparaba la contienda electoral para elegir a los munícipes que regirían durante el año de 1918. El corresponsal del periódico El Pueblo, de la Ciudad de México, informaba sobre las candidaturas en Cuerámaro, en la página nueve de la publicación del jueves 22 de noviembre de 1917.
El texto de la nota es como sigue:
LAS CANDIDATURAS MUNICIPALES EN CUERÁMARO
(Por correo)
GUANAJUATO, noviembre 19.
Comunican de Cuerámaro, villa que pertenece a este Estado, sobre la bien acordada candidatura para los munícipes que deberán regir el próximo año de 1918, y la cual fue formada de los mejores elementos con que cuenta dicha villa.
La plataforma es la siguiente: Propietarios: 1º. Epigmenio Manríquez; 2º. Zeferino Olmedo; 3º. Arnulfo Arias; 4º. Domitilo Castro; 5º. Catarino Espinosa; 6º. Arnulfo Nieto; 7º. Lucas López; 8º. Santiago Ortega; 9º. Andrés Vásquez.
Suplentes: 1º. Juan González; 2º. Francisco Carrada; 3º. Joel Rojas; 4º. Manuel Cisneros; 5º. Joaquín Vargas; 6º. Alejandro Negrete; 7º. Juan Rojas; 8º. Dionisio Negrete; 9º. Manuel Gómez.
CUÁL HA SIDO LA ACTITUD DE LOS CUERAMARENSES
Mucho se espera de dicha corporación al salir triunfante (lo cual con seguridad se logrará), en vista de que todas las personas que firman dicha plataforma son amantes de velar por los derechos e intereses del proletario, y con especialidad muchos de esos mismos ciudadanos fueron los primeros en implantar en ésta la defensa del pueblo por medio de las armas, pues su número asciende a más de doscientas carabinas, las que funcionarán en caso ofrecido, dentro de los diez grandes fortines levantados para dicho objetivo.
En realidad, es de alabarse la actitud que siempre han asumido los vecinos de Cuerámaro en defender su pueblo de la reacción. Nuestros lectores recordarán de los dos asaltos que hicieron las chusmas vandálicas de Domingo Fernández (a) “Garrote” a dicha villa, los que costaron bien caro a éstas, pues en el último ataque del dos de enero, los trescientos reaccionarios que venían, seguros de la plaza, no lograron su objetivo, sino más bien se llevaron un buen número de heridos atravesados en sus mismos caballos.
Ojalá que los vecinos de todos los pueblos del Estado se unieran como lo están los cueramarenses, quienes jamás han molestado al Gobierno con pedirle ni una pequeña guarnición, sino que ellos mismos, con sus propias armas están listos para la defensa de sus hogares e intereses. Si esta unión de vecinos fuese así en otros pueblos, muy pronto estaría pacificado el Estado, porque las fuerzas del Gobierno que están de destacamento en varias plazas se dedican solamente a exterminar a los asaltantes de caminos, únicos que quedan por estos rumbos.
Nota publicada el 22 de noviembre de 1917 en la página 9 del periódico El Pueblo, Año III, Núm. 1106, Ciudad de México |